¿Exceso de sodio? Conoce sus consecuencias y como prevenirlo
La hipertensión arterial es una de las enfermedades más comunes y una de las enfermedades cardiovasculares más importantes. Es la segunda causa de discapacidad y uno de los principales factores de riesgo de morbimortalidad y si no se detecta de forma temprana y se trata de forma apropiada aumenta el riesgo de: eventos vasculares cerebrales, infarto agudo al miocardio, insuficiencia cardiaca, insuficiencia renal y/o ceguera.
La hipertensión arterial se ha asociado con un consumo excesivo de sodio y deficiente en potasio, así como una dieta baja en frutas y verduras.
Existen intervenciones del estilo de vida que han mostrado ser efectivas para la reducción de la presión arterial en pacientes con hipertensión: la disminución del consumo de sodio y la reducción de peso.
La reducción del consumo de sal de la dieta disminuye la cantidad de sodio que el riñón tiene que excretar para restaurar el volumen normal de sangre. La elasticidad en las arterias aorta y carótida se mejora cuando se reduce la ingesta de sodio y mejora la vasodilatación arterial. La reducción de la grasa visceral a nivel abdominal también mejora la función de conducción y resistencia vasculares.
En la mayoría de las guías la cantidad máxima recomendada de consumo de sodio es de 1200 a 2400 mg/d y si se disminuye a 2 g/d se logra disminuir más la presión arterial. La reducción en consumo de sodio podría ser especialmente benéfico en el tratamiento de personas con síndrome metabólico, ya que estos tienen una sensibilidad alta a la sal comparados con personas que no presentan síndrome metabólico, es decir la presencia de este desorden va a mejorar la respuesta de la presión arterial al consumir menos sodio. También una dieta alta en sodio se ha asociado con obesidad, aumento en el cortisol urinario, en sus metabolitos y con resistencia a la insulina que puede ser la antesala de la diabetes.
La diabetes es la causa principal de las enfermedades de los riñones, lo que significa que estos están dañados y no pueden filtrar la sangre como deberían y de esta manera causar que los desechos se acumulen en el cuerpo.
La sal de mesa que conocemos normalmente, se produce por medio de ciertos procesos industriales donde es despojada de casi todos sus minerales y no es más que cloruro de sodio aislado y aditivos químicos.
Es por eso que se recomienda el consumo de flor de sal como sustituto a la sal convencional ya que dentro de sus beneficios se encuentran: Bajo contenido de cloruro de sodio (contiene solamente 30% cuando la sal común puede llegar a tener hasta 99%), contiene magnesio, mineral que fija el calcio y fósforo en los huesos, favorece el buen funcionamiento de nuestro sistema nervioso y el equilibrio hormonal, contiene más de 80 oligoelementos que nuestro cuerpo necesita en cantidades mínimas, como por ejemplo potasio, calcio, hierro.
Dra. Lucía Fernández Navarro Ced. Prof. 11015762